Sánchez mata al padre | Luis Losada Pescador

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Califica de desleales a Felipe y Guerra y les acusa de servir a los poderes económicos

Se atrevió con Nicolás Redondo a pesar de ser un destacado líder socialista. Lo expulsó sin garantía alguna por -supuestamente- ser desleal a las siglas. ¿Es que las siglas del PSOE implican admitir sin discusión las mentiras -o ‘cambios de opinión’- del ‘amado’ secretario general?

Nadie pensaba que se atrevería también con Felipe y Guerra. Pero lo ha hecho. En su mentalidad son ‘momias’ del pasado ya amortizadas. Así que lo primero es descalificarles llamándoles “desleales”. Pero como el ruido no cesaba echó mano de su comodín favorito: esos poderes ocultos que tratan de poner palos en las ruedas de un gobierno de progreso. ¿A que suena bien?

Pues ahora resulta que Felipe y Guerra trabajan para los grandes poderes económicos y por eso se posicionan contra la amnistía. No es porque les quede un rescoldo de patriotismo, sentido de Estado y cordura. No. Es que -según el ‘cambiacolchones’- son marionetas del Ibex35. Sal gruesa.

Lo más increíble es que funciona. El pésimo gobernante que es Sánchez sabe cuales son las fibras sensibles que hay que tocar cuando vienen mal dadas. Una, el ‘francomodín’, pelín amortizado desde la profanación de su cadáver. Pero siempre se puede generar polémica en torno a la Fundación Francisco Franco y entretener al personal. La segunda es el lobo: ‘que vienen los fachas’. Es decir: los derechos que nos han costado tantos años y sufrimiento conseguir podrían estar en riesgo por esos seres insensibles. Demoniza al adversario y échate a dormir.

Y la tercera fibra sensible son los poderes ocultos. Son tan ocultos que nunca tienen nombre y apellidos. Y no será porque los periodistas no le hayamos preguntado. No contesta. Son sombras en la oscuridad que conspiran contra ese Robin Hood que defiende a los pobres y menesterosos.

Y ya está. No hay más. Lo de gestionar es para burócratas. ¿Que hay que conceder una amnistía y devaluar el peso internacional de España? Se hace. ¿Que antes de ayer dijiste que traerías a Puigdemont a juzgarle y ahora sostienes que nunca debería de haberse judicializado el 1 de octubre? Cuestión de perspectiva. ¿Que el gobierno sostuvo que la amnistía era “claramente inconstitucional” para justificar los indultos? No es lo que parece…

Todas las miradas apuntan a Page, el único ‘díscolo’ que se atreve a hablar… aunque haga poco. Las bases le apoyan; se ha convertido en el portavoz del verdadero PSOE, el verdadero representante de las siglas. Pero rehúye de dar batalla. Entre otras cosas porque los ocho diputados socialistas de Castilla la Mancha no son suyos, sino de Ferraz…

Amortizado Felipe, Guerra y Page la duda es hasta dónde están dispuestos a llegar Puigdemont y Sánchez. El PSC ofrece una hacienda catalana, pero el fugado quiere saldar la que considera como deuda histórica y una amnistía por anticipado. Quizás le interesa tensar la cuerda para presentarse a las catalanas como el verdadero guardián de las esencias. Y quizás a Sánchez le interese ‘venderse’ como un patriota que no acepta los chantajes nacionalistas y convocar unas nuevas elecciones.

Lo curioso es que el PP esté metido en este fango dialéctico descontando por anticipado el fracaso de la investidura de Feijóo y se instala en la oposición. Eso si, en solitario, que Vox les incomoda. Si no sales a ganar, nunca ganas.

 

Luis Losada Pescador | Periodista

2 comentarios en «Sánchez mata al padre | Luis Losada Pescador»

  1. Toda organización que se preste tiene un reglamento con un apartado destinado al tratamiento de las sanciones, porque no se puede echar a nadie por las buenas, como ha hecho Sánchez, poniendo palos en las ruedas de su propio partido. Una infracción a los estatutos de la organización debe de ser tratada mediante lo establecido en el régimen de infracciones, que supone llamar a la persona por parte de un tribunal, exponerle los cargos que hay contra él, escuchar los argumentos en su defensa y tomar la decisión pertinente. No se echa de un partido a nadie por las buenas. Pero claro esta desconsideración se practica desde al autoritarismo y porque todos los Srs. del Psoe, que creen que este no es el socialismo democrático que ellos trajeron a España en la Transición, no han quemado sus carnés del partido públicamente, diciéndole a los que voten socialismo, que esto no es socialismo y que no le voten. Diciéndole a los diputados del grupo parlamentario socialista que no voten la ley de Amnistía. Por eso estamos donde estamos, porque faltan las agallas para hacerlo, tanto a los que han echado, como a los que todavía no.

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  2. Felipe González y Alfonso Guerra recogen apenas unas tormentitas de las tempestades que sembraron. Se merecen esto y mucho más. Que lo disfruten. Y no les hagamos santos. Nunca lo fueron. Recuerdo muy bien la ápoca del felipismo. Fue nefasta, menos el gaymonio y la legalización de la eutanasia el resto era igual que ahora: aborto libre y visto como derecho aunque la ley sólo despenalizara unos supuestos-coladero que en la práctica permitían todo, concesiones a los nacionalistas más allá de las ambiciones del visir de Aladino (y eso que casi siempre aquel PSOE gozó y abusó de mayoría absoluta, no necesitaba hacer concesiones a ningún sátrapa nazi-onanista de pacotilla como hoy), mala educación e insultos al contrario a la orden del día, escándalos de corrupción nuevos cada semana, feminazismo creciente (no hicieron más porque no se les ocurrió en ese momento), desempleo a tope, inflación bestial (y con el agravante de que podían devaluar la moneda cuanto y cuando querían, ahora no pueden), poder judicial intervenido por el Gobierno y el Tribunal Prevaricacional, prepotencia presidencialista y vicepresidencialista incluso con el pueblo llano que les votaba (¿ya nos hemos olvidado del Mystere y de aquello de que el que se mueva no sale en la foto?), ETA en su apogeo («ETA está acabada», decían, y les coreaban casi todos los medios de manipulación. incluidos los de derechas), terrorismo de Estado (y, además, chapucero y corrupto), sanciones constantes de la CEE y luego UE. Había más respeto a la Corona, eso sí. Y ahora resulta que son san Felipe y san Alfonso. Pues no.

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