Está en la página 1de 30

Prologo

Un día, navegando en la red encontré un blog llamado 50


Palabras Exactas, en él se proponía la participación activa con relatos
de cincuenta palabras de extensión. La temática era muy variada, por
supuesto al ser un acopio de muchos escritores y narradores distintos
la forma de cada relato también lo era. En seguida me interesé,
lamentablemente ya el autor del blog había decidido cerrar sus
publicaciones para pasar a un nuevo proyecto. Le deseo la mejor de
las suertes.

Por mi parte me pareció un buen proyecto para mí con algunas


modificaciones pertinentes. Debo reconocer que lograr encajar un mini
relato con sentido dentro de cincuenta palabras exactas no ha sido
cosa tan simple como creyera al inicio, por ello estoy muy orgullosa del
resultado que al final he conseguido. Los Campos de Arroz es la
historia de una mujer que pierde la razón de su vida, de un hombre
llamado Silencioso que decide arriesgarse para dar fin a la injusticia y
de un pueblo que enfrenta la aniquilación debido a un ejército invasor
que busca desesperadamente acabar con ellos. La historia ha sido
narrada en veintiséis segmentos, los cuales tratan de mantener el hilo
de la historia lo mejor que pueden. De su esfuerzo dejo a continuación
el resultado final. Espero sea de su agrado.

Con Cariño La Autora


#1

Se levanta al amanecer cada día, es necesario, tiene dos hijos


que alimentar, tiene una casa que cuidar. La vida es dura para una
mujer sola.

Los soldados llegaron antes del alba destrozando el pequeño


campo de arroz, quemando la desvencijada casa, llevándose lo único
de valor que le quedaba.
#2

La mujer mira las ruinas ennegrecidas y su pequeño cultivo


destrozado, llora en silencio por la pérdida de su único medio de vida.
Los cuerpos de sus hijos permanecen a un lado de la casa justo donde
los hombres los dejaron después de violarla. Una tumba y dos cruces
apenas.
#3

El sol de la mañana se siente frío sobre ella, se siente muerta por


dentro, en su mente una nube de turbación la mantiene en un estado
de calma ausente. Su cuerpo casi desnudo camina sin rumbo por el
campo, hasta que el viejo molinero la recoge en su carreta.
#4

En la aldea todos se levantan como siempre, al ver llegar al anciano


con su carga nadie dice nada, el asombro era general. Una mujer
mayor la ayudó a bajar de la carreta cubriéndola con una manta. Al
entrar en la casa fue llevada a un rincón donde podría asearse.
#5

--- ¿Qué sucedió?--- preguntó un joven al ver la escena

----Es obvio, atacaron su casa--- respondió el anciano al tiempo que


atendía a su caballo.

--- ¿Dónde están los dos hijos de la mujer?--- preguntó otro hombre

---- Muertos--- fue la respuesta contundente del anciano, a su edad las


cosas se deducen fácilmente.
#6

Dentro de la vivienda la mujer mira el vacío, le colocan agua y trozos


de lino sobre un banco pero ella no se mueve. La mujer la mira y
tampoco habla, conoce su infierno interior, lo conocen todas.

Los soldados han vuelto, el cielo los ayude, nadie sobrevivirá esta vez.
#7

En la aldea todos se preparan para lo inevitable. A la distancia la


polvareda que los soldados levantan da fe de su dirección, se acercan
rápidamente. El anciano mira su carreta, su casa y su caballo, son las
únicas posesiones que tiene, no podrá protegerlas. Todos corren en
distintas direcciones.
#8

En la locura un niño llora tirado en el suelo polvoriento, una de las


mujeres lo recoge y lo mete en su casa. Hay un profundo temor en
todos. Cierran sus puertas, y cubren ventanas desde adentro con
tablones de madera. Cuando los soldados llegan hay un silencio
sepulcralmente aterrador.
#9

---Busquen--- ordena el hombre de mayor rango, todos obedecen pero


no encuentran a nadie. Las casas están vacías, aun cuando hay
comida caliente en las mesas y los fuegos están encendidos.

---No hay nadie Señor--- dice su segundo al mando

---Bien, quémenlo todo--- ordena el oficial con obvia furia contenida.


#10

Desde el interior los ojos asustados de los aldeanos observan como


todo lo que poseen se convierte en cenizas. En silencio los hombres
vigilan las compuertas, las mujeres abrazan a los niños, los mantienen
callados como pueden.

Todo arde, casas, almacén, toda su vida. A lo lejos un hombre vigila


#11

Los soldados se marchan montando caballos robados, llevando


carretas repletas con alimentos, mantas y cuanto encuentran de valor.

La aldea entera se consume rápido; el hombre se acerca despacio al


tiempo que de entre las cenizas humeantes, las compuertas ocultas
dejan salir a los aldeanos. Ahora deben reconstruir su hogar.
#12

Un mes ha pasado, la aldea está en pie nuevamente. Los campos son


preparados para el próximo cultivo de arroz, todos siguen con la mayor
normalidad posible, todos excepto la mujer. Ella aún recuerda a sus
hijos sangrando. Su hogar sigue sin reconstruirse. Ella está en
silencio, muerta por dentro.
#13

En la aldea todos se mantienen alerta, normalmente los soldados no


regresarían por un buen tiempo, pero en el fondo saben que esta vez
será diferente. El hombre silencioso mira a la mujer sentada en un
banco de la choza de la anciana. Él también ha perdido a su familia.
#14

La mujer mira el vacío, algo oscuro crece en su interior. El viejo


molinero está preocupado por la reacción de la mujer cuando los
soldados regresen, él sabe que volverán y sabe porque. Inquietada La
anciana mira a la mujer. No sabe cómo ayudarla, ella sigue sentada
sin pronunciar palabra
#15

Han pasado dos meses, tiempo suficiente para reconstruir pero no


para olvidar. El viejo mira una noche el suelo de su choza, lo que allí
está enterrado puede ser una sentencia de muerte o la salvación de
pendiendo quien lo posea. Nadie sabe su secreto, es mejor de esa
forma.
#16

Al día siguiente todos asumen su rutina como de costumbre. Todos


menos el viejo molinero que a duras penas llama al hombre silencioso,
sabe que está muriendo y que debe transmitir su secreto. A baja voz le
cuenta todo sobre el pequeño cofre enterrado ahí y su contenido.
Silencioso asiente.
#17

La aldea entera detiene sus labores, todos vienen a despedirse del


viejo molinero a quien conocieron toda la vida. Los hombres
dispusieron todo para enterrarlo, las mujeres le vistieron con su
camisa de fiesta. Entre antorchas y llantos sosegados su cuerpo fue
quemado como lo marca su tradición más antigua.
#18

El hombre silencioso mira la choza a oscuras, el secreto del viejo


ahora es su secreto. La choza permanecerá cerrada por treinta días, el
tiempo que dura el duelo tras el funeral. El Silencioso tiene mucho que
pensar, sabe que no puede contárselo a nadie. Es un secreto
demasiado peligroso.
#19

La mujer mira las llamas alzarse, todo de pronto viene a su mente, su


casa, sus hijos, ante la sorpresa de todos ella empieza a gritar
desesperada. Las mujeres tratan de someterla pero su locura es más
fuerte que todas. Los hombres deben intervenir pero es Silencioso
quien lo logra.
#20

Al día siguiente la calma ha vuelto. Silencioso toma una decisión, la


única posible para él y toda su aldea. Ese mismo día desentierra el
cofre y parte con él hacia la ciudad. Al llegar va directamente con el
gobernador. Esperó por varias horas hasta ser atendido por su
secretario.
#21

Tras ser llevado a una sala, esperó por una hora más. El gobernador
era conocido por su honestidad. Silencioso solo podía esperar lo mejor
para él y los suyos. El gobernador abrió el cofre cayéndose hacia atrás
de su asiento al ver el contenido. El Sello Imperial estaba ante él.
#22

De inmediato un jinete salió a todo galope hacía la Cuidad Imperial. Su


misión era dar aviso al Emperador en persona. El Sello buscado por
largo tiempo fue encargado a uno de los consejeros del anterior
Emperador. Ambos desaparecieron cuando este fue derrocado por el
usurpador asesinado el año anterior.
#23

Silencioso esperó en la casa del gobernador junto con su secretario


mientras les contaba a ambos la historia de cómo llegó el cofre a sus
manos. Ambos lamentaron la muerte del anciano ya que lo conocían
desde hacía mucho tiempo. Silencioso se sorprendió al conocer el
verdadero pasado del anciano
#24

De la Ciudad Imperial partió un destacamento rumbo a la ciudad


donde Silencioso aguardaba. El gobernador le aseguró que no serían
más de dos días de espera. La misión de los soldados imperiales era
dar con los hombres que habían aterrorizado las aldeas pequeñas
buscando el mismo cofre que ellos.
#25

Fue impresionante ver entrar al destacamento en la ciudad. No bien se


habían informado de los hechos partieron con Silencioso rumbo a la
aldea. Allí los aldeanos se preparaban pues los soldados se
acercaban en una dirección y los soldados Imperiales desde la otra.
Todos se encontrarían en la Aldea.
# 26 FINAL

La batalla fue intensa, casi todos los soldados habían muerto. El


hombre de mayor rango enfrentó a dos soldados Imperiales pero fue la
mujer quien lo derribó con una puñalada en la espalda, a su vez ella
recibió una estocada fatal en el estómago. Su dolor por fin había
terminado.

También podría gustarte