Ayer, Vladimir Putin dijo cosas interesantes: dijo, por ejemplo, que Occidente se está cargando la familia natural, compuesta por un hombre y una mujer. ¡Qué cosas! Dijo que la pedofilia es otra de las notas distintivas de un Occidente podrido y aseguró que Europa está descentrado, por la ideología de género. Es decir, dijo lo que debería decir cualquiera que posea un adarme de sentido común,

Pues bien, horas después, los tertulianos de Carlos Herrera, la exsecretaria de Estado de Comunicación con Mariano Rajoy, Carmen Martínez de Castro, el director del ABC, Julián Quirós o el director de Opinión de El Mundo, Jorge Bustos o la ex director de Informativos de Antena3, Gloria Lomana, pusieron a Putin como no digan dueñas, no por invadir Ucrania sino por hacer un repaso a los principios cristianos más elementales. Muchas voces unidas en la crítica a Vladimir Putin, no por su inclemente invasión de Ucrania sino por utilizar "argumentos trasnochados", tales como defender, no ya el cristianismo sino el mero sentido común, en materia de derecho a la vida o de familia.

Cada vez que se aproxima la renovación de Carlos Herrera en COPE, el rey de las ondas se pone progre para escandalizar a los católicos y amenaza con ponerse más progre aún. Pero, que yo sepa, ahora mismo no estamos en negociación. 

La COPE es una emisora confesional, propiedad de la Iglesia pero que ha perdido el control de la Iglesia. La pregunta es: ¿La COPE es propiedad de los obispos, del PP, de Carlos Herrera o de Fernando Barriocanal?

Porque principios cristianos pocos, pero apoyo al PP y críticas a Sánchez, todas. Recuerden que el obispo Ignacio Munilla tuvo que decirle al señor Feijóo que lo del derecho al aborto era una barbaridad mientras la COPE, la emisora de los obispos, salía en defensa del presidente del Partido Popular. Pero no tiene que ser Munilla, tiene que ser la propiedad del medio.