Albert Rivera abandona la política tras la debacle electoral del 10N

Elecciones generales 10N

Pone fin a su etapa como presidente de la formación naranja desde su fundación hace 13 años

Albert Rivera dimite tras las Elecciones Generales 2019, en directo

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Albert Rivera abandona la política tras la debacle electoral del 10N.

SUSANA VERA / Reuters

En un gesto poco habitual en la política española, donde la permanencia a toda costa en el cargo es un mal endémico, Albert Rivera ha anunciado hoy su renuncia a seguir liderando Ciudadanos después del calamitoso resultado en las urnas el pasado domingo, pasando de 57 a 10 diputados. Pero también la renuncia a su acta de diputado y cualquier vinculación con la política. En una comparecencia pública, sin preguntas, después de una emotiva reunión ejecutiva del partido, Rivera ha afirmado que “nunca he escatimado en responsabilidades, nunca me he escondido, nunca me he tapado la cara, he sido valiente y coherente y por eso tomo la decisión de dimitir para que Cs decida en un congreso su nuevo rumbo”.

Visiblemente emocionado, y arropado por el conjunto de la ejecutiva -rostros serios y lágrimas en los rostros de Begoña Villacís, Marta Martín, Marta Rivera…-, el líder de Cs ha defendido que más allá del descalabro del 10-N y de su marcha el “centro político existe y muchos españoles quieren seguir votando liberal”. En este sentido ha revindicado la historia de un partido que empezó en Catalunya en 2006 como un movimiento de reacción al nacionalismo catalán y hoy gobierna en cuatro comunidades autónomas, tiene siete eurodiputados y está en más de 400 ayuntamientos de toda España.

“Nunca he escatimado en responsabilidades, nunca me he escondido, nunca me he tapado la cara, he sido valiente y coherente”

“Los malos resultados son del líder, lo he mamado así en mi casa, de mis entrenadores, de mis profesores. No creo que a nadie le sorprenda hoy que hoy dimita. Hay gente que pueda pensar que es injustos, otros que es muy justo. Es lo responsable”, ha afirmado.

Si en un primer momento el dirigente liberal tuvo la tentación de poner su continuidad en manos de la militancia y que fuera un congreso extraordinario el que decidiera si podía seguir siendo presidente -una suerte de patada hacia delante para ganar tiempo-, esta mañana ha tomado la decisión de irse. No ha querido aferrarse el sillón, según fuentes cercanas al dirigente, en una decisión “que le honra” y que ha sido recibida esta mañana con un aplauso cerrada por el medio millar de dirigentes de Cs.

Pero entre las razones de su repentino adiós no se puede obviar que Rivera es consciente de que una parte muy importante del partido -por mucho que hoy le aplaudan y abracen- que le responsabiliza directamente del descalabro electoral y, en caso de no moverse y dejar el sillón libre, no iban a tardar en abrir la batalla sucesoria.

“Los malos resultados son del líder, lo he mamado así en mi casa, de mis entrenadores, de mis profesores. No creo que a nadie le sorprenda hoy que hoy dimita”

La salida de Rivera, santo y seña de la formación naranja desde sus inicios en 2005 en Catalunya, abre una etapa de incertidumbre y obligará a Cs reinventarse con carácter de urgencia. Sobre todo teniendo en cuenta que en Catalunya se podrían adelantar las elecciones al mes de marzo, tras la posible inhabilitación del presidente de la Generalitat, Quim Torra, por desobediencia. Todas las miradas apuntan ahora a Inés Arrimadas, su sucesora natural, para que dé un paso y tome las riendas de la formación.

El dirigente compareció este domingo por la noche para reconocer que los resultados no eran ni de lejos los esperados y anunciar que este lunes se convocaría una reunión urgente de la ejecutiva del partido para tratar “todas las medidas que se tengan que tomar en Ciudadanos”, así como un congreso extraordinario que se encargaría de pilotar la nueva deriva política de la formación.

En esa aparición, Rivera admitió “el mal resultado sin paliativos” de su partido y reivindicó su capacidad de hacer autocrítica frente a otros dirigentes políticos, como Pablo Casado, que en los anteriores comicios no presentaron su renuncia pese a perder “más de 70 escaños”.

El presidente de la formación naranja se desvinculó de cualquier apego al cargo asegurando que “servir a los españoles es lo más bonito del mundo” y reiteró que no entró en política para tener un escaño.

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