jueves. 28.03.2024
eva sigue

“Suena en cada cabeza un hermoso runrún: Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”.

Nacho Vegas


La Junta Municipal del Distrito de Arganzuela ha notificado al Espacio Vecinal Arganzuela (EVA) el cierre del espacio comunitario que lleva funcionando cuatro años en el Mercado de Legazpi, sin aviso previo ni opción negociadora alguna.

La decisión del ayuntamiento de desalojar el local cedido a EVA en 2017 es una muestra significativa de la voluntad del actual gobierno municipal, constituido por el PP y Cs con el apoyo de Vox, de desmantelar el tejido asociativo madrileño. Cualquier organización ciudadana que suponga un espacio autónomo y autogestionado, en el que se debatan los problemas de Madrid, sean en el barrio, en el distrito o en la totalidad de la ciudad, y en el que se formulen propuestas para su solución alternativas a las políticas municipales, es considerada un peligro, cuando no un enemigo a batir.

Con esta decisión se hace explicita la ceguera e insensibilidad del alcalde Martínez-Almeida y su gobierno, que les impide ver y entender la riqueza que el movimiento vecinal, en sus diversas formas organizativas, puede aportar a la ciudad. Ceguera propia de los poderes públicos con tics totalitarios que desprecian y prohíben cualquier manifestación colectiva de sus ciudadanos que no esté previamente diseñada y tutelada por el propio gobierno.

Ceguera y estulticia que les impide descubrir en este movimiento un aliado, un impulsor y sostén cívico de la acción de gobierno. Una co-gobernanza como expresión más completa de la participación ciudadana en una sociedad democrática. Una fuente de riqueza urbana que nace del pensamiento, la reflexión y la crítica colectiva, fraguada en los locales de esas organizaciones y que se expresa en la calle, con su voz y se presencia acompañando el duelo, celebrando la fiesta o manifestándose en confrontación democrática con el propio gobierno.

Si el ayuntamiento fuese inteligente y auténticamente democrático en su práctica de gobierno debería apoyar estas organizaciones ciudadanas, de forma explícita y con las debidas cautelas, facilitando espacios públicos para su fructífero trabajo. Ceder el uso de cientos de edificios o terrenos que no tienen previsto un uso especifico a corto o medio plazo. Patrimonio público ocioso, mal atendido por desidia o, peor aún, o retenido como posible mercancía para ofertar en el mercado inmobiliario con la espuria justificación de nutrir las arcas municipales diezmadas por una mala gestión o un despilfarro heredado.

Porque la riqueza de una ciudad no se mide solo por el número de hoteles de lujo, ostentosos estadios, grandes estaciones o centros comerciales. Se mide por la calidad de sus infraestructuras y equipamientos sociales, por la limpieza del cielo y el verde de los árboles. Y, sobre todo, por la calidad de vida de sus ciudadanos. Por la riqueza de las redes sociales que relacionan y articulan sus múltiples y diversas actividades. Por la pluralidad de sus organizaciones e instituciones. Y, aún más, por la calidad democrática de sus gobiernos, que deben garantizar la igualdad social y la justicia espacial.

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Mi vinculación con EVA desde sus inicios, con mi colaboración puntual, profesional y política, en la formulación de su proyecto y, sobre todo, en relación con su posible ubicación y las características y dimensiones del espacio necesario para desarrollar su actividad, me permite condenar con vehemencia y rigor esta torpe, precipitada e injusta decisión municipal. Vinculación que se ha mantenido a lo largo de estos años, acompañando su actividad constante en defensa de la ciudad y la democracia.

EVA surge de la iniciativa de un pequeño grupo de vecinos de Arganzuela, conscientes de los problemas del distrito y de la necesidad de generar un referente capaz de aglutinar a ciudadanos y organizaciones sociales dispersos. Un objetivo cívico que obligó a un duro trabajo itinerante durante los primeros años, hasta consolidar un proyecto social y unas normas organizativas que dieron como resultado la formulación de un exhaustivo y solvente programa de actividades, así como la definición y cuantificación del espacio necesario para su desarrollo. Todo ello en un proceso de reflexión interna y en constante relación con los responsables municipales y, especialmente, con la Junta de Distrito.

Quiero destacar que, desde los primeros momentos, el proyecto asociativo se ligó a un proyecto urbano en el que el antiguo Mercado de Frutas y Verduras fue un referente prioritario como posible ubicación. Un edificio que, por su magnífica arquitectura, su dimensión, configuración y localización se ofrecía como posible gran contenedor de servicios, dotaciones socioculturales y administrativas, que justificaba su rehabilitación y mantenimiento como gran ejemplo del valioso patrimonio arquitectónico e histórico de Madrid. Nuevas actividades que, con su presencia, impedirían la transformación del viejo mercado en mercancía inmobiliaria.

Desgraciadamente, esta constante batalla en defensa del mercado se ha visto frustrada. Hoy el esqueleto de pilares y vigas es un testigo que denuncia la falta de cultura arquitectónica y urbanista y la insensibilidad social de nuestros gobiernos municipales, tanto bajo las siglas de Ahora Madrid como de PP-Cs.

Mediante Decreto de fecha 23 de enero de 2017 la Concejala Presidenta del Distrito de Arganzuela otorgó la autorización especial de uso de un espacio de 1.079 m² dentro un inmueble de titularidad municipal situado en la Plaza de Legazpi nº 7B por un plazo máximo de duración de cuatro años, prorrogable por otros cuatro más. Una adjudicación otorgada mediante concurso público para el que EVA aportó una amplia documentación que incluía un programa de actividades detallado.

El 23 de diciembre de 2020 la Junta de Distrito ha notificado a EVA su intención de no prorrogar la autorización especial del uso del inmueble, estableciendo como fecha para la recuperación de este espacio el 8 de febrero de 2021. Una decisión tomada sin haber analizado y valorado el trabajo de EVA durante estos cuatro años y su repercusión en la vida del distrito y de Madrid. Valoración que debería servir de base para justificar la prórroga de la concesión, tal y como estuvo previsto desde el principio.

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Durante estos cuatro años EVA ha desarrollado una intensa labor cultural, docente, lúdica, asistencial y social en la que han participado más de cien colectivos en más de cuatrocientas actividades con la presencia de unas veinte mil personas. Todo un programa sustentado por sus socios, con un continuo y esforzado trabajo de mantenimiento y funcionamiento, costeado en gran medida con la autofinanciación que aportó más del doble del dinero que ha recibido de la administración.

Actividades y eventos que han enriquecido el distrito y que han hecho de EVA un referente para el conjunto de Madrid como un espacio social, expresión de vida democrática, abierto a todo tipo de personas, colectivos vecinales y organizaciones e instituciones sociales comprometidas con el devenir democrático de nuestra ciudad.

Un espacio en el que no solo se han debatido y debaten los problemas y proyectos más próximos que afectan a la Arganzuela, sino que han estado y están presentes aquellos que afectan a la vida de toda la ciudad, tales como la Operación Chamartín, Mahou-Calderón, el desalojo de Patio Maravillas y la Ingobernable, el apoyo y la presencia en las convocatorias del 8 marzo, contra los desahucios, etc. Un foro político en el más noble sentido de la palabra, plural e inclusivo, con un carácter progresista que yo me atrevo a calificar de izquierdas.

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EVA SIGUE y continuará enriqueciendo la vida de Madrid ofreciendo un espacio de expresión colectiva. Un ejemplo de auténtica participación democrática de los ciudadanos en la vida de su ciudad. Así ha sido y así deberá seguir siendo. 

Depende de usted, señor Martínez-Almeida.


Eduardo Mangada. Arquitecto. Socio del Club de Debates Urbanos

A Almeida no le gusta EVA